2 de enero de 2010

Pensamientos de un dálmata


Me encuentro sólo, ¿en qué momento del día me encuentro? Me acabo de despertar y la casa está completamente vacía. ¿Dónde está mi dueño, o mejor dicho, dónde está mi amigo? Habrá salido un momento, el nunca me dejaría sólo por mucho tiempo. Ojalá encuentre algo para entretenerme mientras llega.

¿Qué es esa suave brisa que siento? ¿De dónde viene? Ah, una ventana... ¡Una ventana abierta!

¿Será desde aquí que llegan a mis oídos el alegre trinar de los gorriones cada mañana? ¿Vendrá de este lugar la luz del sol que me ilumina al despertar? Siento curiosidad, creo que voy a acercarme para poder mirar lo que se encuentra allá fuera.

¡Es la calle por dónde paseo! Me encanta este lugar, verlo tiene para mi tantos significados...

Por un lado, cada vez que camino sobre las aceras de esta calle significa que voy a salir a jugar, a correr y a saltar. Significa que tienen tiempo suficiente para mi, para hacerme feliz. Y por otro lado también significa la feliz vuelta a casa, a mi hogar. Significa que no me abandonan y que tengo la oportunidad de volver junto a los que me quieren.

Que bien que encontré esta ventana, desde aquí puedo ver a todos los que pasan, a los que llegan y a los que se van, también a los que corren hacia algún sitio y a los que sencillamente les gusta pasear. Veo personas contentas y algunas personas tristes, también veo otros perros como yo. Oigo también muchas cosas, desde el canto de los pajaritos hasta las conversaciones de algunas de las personas, sobretodo las que pasan cerca.

También alcanzo a notar muchos olores, mucha gente pasa por aquí con comida, ¡que hambre! Noto un olor muy familiar, mucho. ¡Estoy seguro de que es alguien que conozco! Un momento, ¿es posible que sea...? ¡Si, es él! ¡Mi amigo! Por fin ha vuelto, seguro que se alegrará de ver que le estoy esperando, ¡correré hacia la puerta para verle!

Abrazos fieros para todos.

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