20 de septiembre de 2009

Algo nuevo que empieza

Bien, acabo hacer el último examen correspondiente a la parte teórica del curso de Auxiliar de Clínica Veterinaria que he estado realizando durante los últimos meses y he pensado que, ahora que dentro de poco (supuestamente) voy a empezar las prácticas en una clíinica, sería bonito iniciar esta etapa creando un blog en el que ir redactando tanto las historias que me vaya encontrando en mi día a día, como también publicar entradas sobre las queridas "fieras" con las que me cruzo en mi vida.

Le he mandado un e-mail a mi "tutora virtual" Vera Vicinanza (que no es que no exista o que sea una creción digital, sino que sólo me comunico con ella mediante internet) para avisarla de que he hecho el exámen y preguntarle cual es el siguiente paso. Imagino que mandarán un informe a la secretaría de la academia y a raíz de ahí se pondrán en contacto conmigo y con la clínica que me hospedará como empleado en prácticas durante unos meses. En cuanto me responda y se me aclaren las dudas, publicaré algo para informar de la nueva situación (cuando empezaré, que horario tendré, dónde estaré...). Espero que me dejen elegir el turno de tarde, sería una lástima perder el trabajo en el comedor del colegio por las mañanas (bueno, al mediodía).

Intentaré que no me manden a la clínica de San Jordi, que me coge bastante lejos, y teniendo una clínica recién abierta, con equipo y material nuevecitos, al lado de casa... Sería una faena.

Termino copiando un poema que leí hace unas semanas, y que me encanta.

Mirando un animal

Animal: principiante compañero
de este viaje al que llamamos Vida...
¿Quién me mira detrás de tu mirada,
a través de esos ojos sin malicia
que avergüenzan a mi mirada humana?

¿Quién te mueve, quién te impulsa, quién te habita?
¿Quién se irá de ti cuando te mueras?
¿Llevando qué experiencias, qué misterios?
¿Para qué simple o profundo aprendizaje
gozas y sufres silenciosamente?

Tal vez sea Dios el que te necesita
para jadear, retozar y acoplarse,
jugar y desangrarse a través tuyo.

Animal, tú que observas este mundo
sin interpretaciones ni prejuicios:
¿Qué realidad es la real? ¿La que percibes
con tus sentidos limpios de opiniones,
o la que mi intelecto juzga cierta?

Tú cumples bien con tu breve destino:
ves cuando miras, oyes cuando escuchas,
estás presente con toda tu esencia.
Tú no te jactas de espiritualidades.
No pretendes ser: eres el que eres.

Apiádate, animal, de mi ignorancia:
tú que vibras a pleno y que te exaltas,
enséñame el secreto de la Vida:
a entregarme con tu misma inocencia
para que Dios me encuentre disponible.


Abrazos fieros para todos.

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