Ayer fue un día curioso, apenas pasadas las 16:00 llegó un hombre con 7 cachorros de podenco ibicenco (soltaba yo más baba que ellos) para registrarlos, ponerles sus primeras vacunas y su chip identificativo. Yo la verdad es que los vi poco por que se hizo casi todo el trabajo en la furgoneta del dueño, y yo me quedé dentro rellenando papeles y cartillas, pero me gustó el cambio de aires y aprendí cosas nuevas.
Poco más tarde entraron a la clínica dos cachorros de carlino, un machito negro precioso y una hembra clarita encantadora, y yo seguía babeando. Les pusimos sus vacunas y, contra mi voluntad, tuvimos que dejarlos marchar.
Un ratito después ingresábamos, a causa de una preocupante anemia, a la gatita más guapa que he visto en mucho tiempo. Tenía la tipica capa tricolor con negro, naranja y blanco pero lo que me llamó la atención fue que tenía la cara dividida exactamente en dos mitades, una naranja y una negra, ¡es preciosa!
También ingresamos a un cachorro de pastor alemán, una monería, que vino con síntomas de diarrea y vómitos. Nuestras sospechas se confirmaron a última hora cuando el pequeño empezó a tener diarreas con sangre; está infectado de parvovirus.
Y la nota amarga del día vino también a media tarde, cuando vino la mujer gitana a preguntar por el YorkShire agredido con la columna rota (aún lo manteníamos con calmantes). Preguntaron por el y cuando se les explicó lo que había y se les pidió que pagaran los gastos dijeron que la perra no era suya, que era de una amiga que estaba en el hospital. Aseguraron que iban a verla y en un rato volverían con el dinero, y naturalmente nunca volvieron. Al menos la perrita sigue con calmantes y no se entera de nada.
Abrazos fieros para todos.
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