23 de enero de 2010

El niño ante la muerte de su mascota


Una gran verdad

Como muchos sabemos, una mascota puede ser una parte importante de nuestra vida y ocupar un sitio especial en el corazón. Un animal es un compañero fiel, una pare integral de la vida hogareña y de las ocupaciones y ocios diarios del niño, que muchas veces asume la responsabilidad de su cuidado. Cuando muere la mascota familiar, esta pérdida puede tener un impacto significativo en la vida infantil.

Hoy en día, afortunadamente, existe una conciencia pública creciente acerca de la angustia que los niños pueden sentir cuando muere una mascota querida. Perder a un animal querida significa perder una relación significativa, puede llegar a ser realmente insoportable. Además, para muchos niños es la primera experiencia real con la muerte. Ante esta pérdida la reacción de los niños depende de su edad.

¿Qué suele pasar por la mente de un niño?

Es posible que los niños muy pequeños no comprendan lo que realmente significa morir y puedan sentirse confundidos por las reacciones de los miembros de su familia.
Los niños menores de 5 años sienten la muerte como algo temporal y reversible, será pues necesario ser pacientes para explicarlos lo ocurrido y lo que significa la muerte.
A partir de los 8 o 9 años comprenden el concepto de muerte como algo que no se puede evitar, que es irreversible y que a todos nos va a suceder.

Los niños suelen llorar, comprenden lo que ha pasado pero no entienden que su mascota ya no esté con ellos, no comprenden el por qué. Lo consideran algo tremendamente injusto y muchas veces no se atreven a preguntar lo que se les viene a la mente, y es aquí donde los adultos debemos intervenir.

¿Qué debemos evitar?

Es importante decirles la verdad de un modo adecuado a la capacidad de comprensión del niño. Un error frecuente es utilizar expresiones como "se ha quedado dormido para siempre", pues no sería el primer niño que, a causa de esa explicación, queda temporalmente traumatizado con la idea de dormirse y no volver a despertar, algo similar ocurre con la expresión "lo hemos perdido para siempre". Este tipo de expresiones logran alimentar su miedo a morir, creándole ansiedad y confusión.

Por otra parte, jamás pienses que un niño es demasiado joven para sufrir ni demasiado grande para expresar sus emociones. Nunca critiques las lágrimas de tu hijo con frases como "se fuerte" o "los niños grandes nunca lloran". Se honesto sobre tu propia pena, no trates de ocultarla o tu hijo podría sentir que el también debe hacerlo. Responde a todas sus preguntas, calma su dolor y permite que elabore su propio duelo a su propio ritmo.

¿Cómo debemos actuar?

Ante la muerte de su mascota el niño se ve asaltado por temores básicos, que se le presentan en forma de interrogantes para los que no tienen respuesta: ¿Causé yo la muerte?, ¿me pasará esto a mi?, ¿quién me va a cuidar? Evidentemente, los padres son quienes han de responder a estas preguntas. Hay que asegurarle que nada malo va a pasarle, no será abandonado y será cuidado y protegido, porque le queréis y el no tiene la culpa de lo sucedido. No debemos apartarlo de la situación ni tampoco sobreexponerlo a la misma, procuremos evitar emociones demasiado intensas. Debemos alentarlo a que exprese sus emociones, y tener cuidado con ellas. De igual manera, no estaría de más (por ejemplo) avisar a la escuela del estado emocional del niño, pero sin duda lo que más puede ayudarle es recuperar la normalidad cotidiana y sentir el abrigo de las personas que quiere.

¿Debo incorporar a la familia inmediatamente otra mascota?

Sin duda, la respuesta es no. Es difícil que un niño acepte inmediatamente otra mascota, además es contraproducente pues le estás robando una enseñanza esencial en el ser humano, la aceptación de la muerte.

No es como si se le hubiera caído el cucurucho de helado al suelo y enseguida le compramos otro para calmarlo, se trata de algo con mucho más valor. El niño necesita superar la pérdida del animal querido antes de construir una nueva relación con una nueva mascota, necesita aprender.

Esto son sólo unos consejos. Tú eres el mejor juez para decidir cómo tratar este asunto con tus hijos, pero sobretodo no les subestimes y se honesto para ayudarles a entender el doloroso proceso de la pérdida de un ser querido.

Abrazos fieros para todos.



5 comentarios:

Carmen Azahara dijo...

Hola David! Muchas gracias por tu comentario. Pues mi cámara es una Lumix fz38, la cual me está descubriendo un mundo que antes desconocía.

Sanchete dijo...

Buena máquina, enhorabuena! Y gracias!

Vicente dijo...

Estas realizando un esfuerzo muy grande con tu blog, sique así!

¿una futura entrada del podenco ibicenco?

Anónimo dijo...

Estoy deacuerdo algo de fauna ibicenca seria muy interesante.

Sigue asi y gracias por poner cosas tan interesamntes.

Sanchete dijo...

Tomo nota, ¡muy buena idea, GRACIAS!